Reencuentro con Marruecos después de más de 10 años. Anteriormente, me había acercado al país magrebí formando parte de un "paquete" turístico más o menos numeroso, pero ortodoxo. Regresar en bicicleta, aunque no nos haga menos turistas, me ha dado otra perspectiva y creo que también las gentes locales te consideran desde otra perspectiva -especialmente, fuera de los centros más importantes y turísticos-. Nos hemos movido con total tranquilidad y libertad y hemos tenido la oportunidad de disfrutar, a pesar de la barrera del idioma, de la hospitalidad del mundo musulmán. Un país donde las cosas tienen una segunda vida porque aún se reparan... mi parrilla es testigo de ello.
La ruta
Lo más agotador del viaje fueron las etapas de aproximación a Ouarzazate -autobús Bilbao-Algeciras, ferry a Tánger, tren a Marrakech y autobús a Ouarzazate- y a la inversa, para volvwer a casa. Un viake exigente, pero sin desperdicio
La parte de la ruta que más te ha gustado
Es difícil decidir: las vistas tras ascender por las gargantas del Dades, son impresionantes, la ruta por pista hasta Zagora no tiene desperdicio, acampar bajo las estrellas y con la luz de la luna llena, los dromedarios en su entorno natural, los desayunos marroquíes con la luz y el fresco de la mañana, la curiosidad y las caras de sorpresa de las niñas y niños al montar la tienda de campaña en Souk El Khemis, la luz y el ritmo pausado en las ciudades, sus cafeterías donde parece que no hay sino ver pasar el tiempo -espacio vetado a las mujeres locales, por supuesto-... y, por supuesto, la hospitalidad de Yusuf y su familia.
Y la parte que menos (la que te saltarías en bus si lo volvieras a hacer)
Los miles de bolsas de plástico cubriendo el cielo en el vertedero de entrada a Ouarzazate; la presión casi violenta de niñas y niños pidiendo dulces y bolígrafos en lugares en los que es habitual que pasen numerosos grupos de 4x4 y motos todo-terreno, cuyos ocupantes les han acostumbrado a recibirlos. En fin, cuando pasas de ser un visitante, a ser un turista
El pelotón
En este viaje íbamos... 2 persona. Marta y yo mismo, el habitual.
Las bicis y el equipo
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Tipo de bici:
Seguimos con nuestras bicis de monte, una Kona y una Cannondale. Una parrilla trasera para las alforjas y amarradas con un pulpo una mochila pequeña, las esterillas y la tienda de campaña. Las alforjas, Marta aún utiliza unas prestadas, con abundantes bolsillos que pueden ser una ayuda o uno, depende de lo ordenada que se sea; yo llevo unas Deuter, compradas ya para un viaje anterior.
Llevamos tienda de campaña y una cocinilla de gas de las que usan cartuchos de usar y tirar. - Cómo llevabas el equipo: Bolsa de manillar, alforjas traseras, bolsa sobre el transportín
- En qué plan íbais: Autosuficiente
- ¿Algo que te sobrara o faltara?: Tampoco
- ¿Alguna pieza del equipo que no iera el resultado esperado?: Se me rompió una pieza que une la parrilla al cuadro. Afortunadamente, en Marruecos aún se reparan las cosas antes de tirarlas y comprar algo nuevo.
- Algo extravagante que llevaras en las alforjas: Nada, creo
El viaje
El mejor día
El más especial, sin duda, el que pasamos con Yusuf y su familia en Tinejdad. Después me resulta difícil elegir, porque el viaje entero ha sido espectacular, a pesar de la dureza de algunas etapas.El peor día
El más duro, sin duda, los algo más de 40km entre Msemrir y Tamtattouchte.El mayor quebradero de cabeza
Los pinchazos en el recorrido hasta Zagora, pero creo que no hay cubierta que pueda hacer nada frente a las espinas de las acacias, te atraviesan hasta la llanta, si te decuidas.Si repitieras el viaje, ¿qué harías diferente?
La aproximación hasta Ouarzazate es demasiaso agotadora. Pero con apenas dos semanas, no hay otra opción, si no es el avión... o la buena, viajar con más tiempo y tranquilidad.Recomendaciones a alguien que vaya a hacer este viaje
Dejarse llevar, no tener prisa y aprovechar cualquier oportunidad de disfrutar de la hospitalidad de esta gente.Y aunque ha sido un cambio gradual que en nuestro caso nos llevó unos años hacer, es importante cuidar la indumentaria. La estética "marcona" de licra resulta a veces incómoda, tanto a nosotras, como a ellos.